miércoles, 19 de septiembre de 2012

Y el verano hizo sus maletas.


El verano hizo sus maletas, y el otoño llega hasta mi puerta. Parece que el tiempo pasa arrasador, no deja nada a su paso, se lo lleva todo. Como el viento. Como el viento que agita tu pelo contra el mío, que agita nuestras vidas, y luego nos las quita. Como tu aliento, que inspira mis noches para dejarme sin mañanas. Como el cielo que nace entre tus labios, para convertirse en fuego por mi cuerpo. Tú te lo llevas todo y me dejas sin ganas. Sin ganas de nada menos de quererte. De quererte como te quise ayer, con urgencia pero sin prisa. De que me beses hasta las pestañas como si no hubiese un mañana. De quererte contra mi pared, de romper todas las cerraduras que hoy niegan lo que un dia fue nuestro. De acabar con todas las escaleras que suben a tu casa de un solo salto. Y es que aún me acuerdo de todos los peldaños que subían hasta el cuarto. De desgarrarte la camisa como tu me desgarrabas el corazón cada vez que jurabas que me querías. De olvidar que un día fui presente, y ahora tan solo soy un estraño que se acuesta en tu recuerdo, pensando que algún día olvidarás que fui yo quien te hice daño. De que me estrelles contra el suelo para hacerme volar  más alto. De perseguirte hasta el olvido para recordarte que todavía estamos vivos. O eso dicen los latidos de este solitario que se muere por quererte. Por quererte de vuelta por un rato. Si tan solo volvieras para un rato...


"Incluso en estos tiempos en los que soy feliz de otra manera, todos los días tienen ese instante en que me jugaría la primavera por tenerte delante..."

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